La ONU podría reconocer derechos sexuales para niños de diez años

Esta nueva iniciativa de «derechos» sobre los menores puede ser la puerta abierta a que la pedrastia se convierta en un nuevo avance de la Ideología de Género que sin que lo que se pretende entender en lo escrito, suponga un significado distinto en la ley. Dando carta de normalidad a que un niño de esa edad pueda estar protegiendo por la Ley a que un adulto  mantenga relaciones sexuales con él.

(…) En la actualidad, el derecho internacional no reconoce un «derecho» a la salud sexual y reproductiva, y, ciertamente, no lo contempla en el caso de menores. Pero tan sólo el año pasado, el Relator Especial de la ONU para la Salud, Anand Grover, desató una significativa polémica cuando afirmó que existe un «derecho» a la salud sexual y reproductiva y, además, intentó definir ese derecho incluyendo en él el acceso al aborto, a la anticoncepción y a la educación sexual.

Organizaciones como la Federación Internacional de Planificación de la Familia (International Planned Parenthood – IPPF) e Ipas, defensoras acérrimas de los derechos sexuales y reproductivos de los menores a nivel internacional y en las Naciones Unidas, ya han emitido informes oficiales para la oficina de la conferencia que apoyan el lenguaje de los derechos que incluye la anticoncepción y el aborto. También están usando la reunión como una oportunidad para atacar la participación de los padres en la salud sexual de sus hijos.

En su declaración oficial, la IPPF  afirma: «las leyes que restringen el acceso de los jóvenes a los servicios de salud sexual y reproductiva, que incluyen las leyes de consentimiento conyugal o de los padres» deben ser eliminadas o debe evitarse que se implementen. Ipas va aún más lejos  y argumenta que los jóvenes deberían ser considerados actores independientes, libres de cualquier obstáculo que ignore su propia «capacidad para tomar decisiones informadas». Su principal objetivo en esta conferencia será marginar la participación de los padres y alentar a los países que apoyan su postura para que ejerzan mayor presión que favorezca la clase de lenguaje que el Secretario General ha estado ya proponiendo. 

Frases como estas y un imperio de poder como la ONU, y la IPPF a su servició como marca de aborto internacional, pueden convertir los próximos años en una lucha abierta entre padres e hijos, con la sociedad estructurada legislativamente para restar fuerza a los padres respecto de sus hijos.

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