Por ahora, aunque los casos son ya numerosos, son proporcionalmente una minoría las personas afectadas con mayor gravedad por los nuevos dogmas de la corrección política.
Sin embargo, la ofensiva en los últimos años de los grupos de presión LGTBI está extendiendo a capas cada vez más amplias de población, y de forma cada vez más agresiva, la dictadura del pensamiento único. Regis Nicoll, columnista en diversas publicaciones conservadoras y pastor anglicano en Chattanooga (Tennessee), analiza la situación en un artículo titulado «La tiranía del puño de hierro de la corrección política«, publicado en Crisis Magazine:
En el arco de pocos años, la dictadura del relativismo ha dado paso a la tiranía de lo políticamente correcto. Bajo el primer régimen, la verdad universal fue suplantada por la verdad personal; bajo el régimen actual, ha sido reemplazada por la falsedad absoluta.
Consideren la aparición de afirmaciones como éstas:
-La orientación sexual es innata y no se puede cambiar.
-El género no es ni innato ni inmutable ni binario.
-La homosexualidad no es anormal ni antinatural ni desordenada.
-El matrimonio es una cuestión de amor, no de género.
-Los niños crecen igual de bien (¡o mejor!) a cargo de personas del mismo sexo que con sus padres biológicos.
-El terrorismo islamista no lo causa la religión.
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