Quince de los 47 estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU persiguen cristianos.
El Consejo para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas dispone de un Comité de 18 expertos independientes encargados de vigilar que se respeten los derechos humanos en el mundo, elegidos de modo que «estén representados de manera equitativa todos los continentes, las distintas formas de civilización y los principales sistemas legales«. Estos expertos son a menudo descritos como la «joya de la corona» del Consejo por el elevado nivel moral y la gran competencia que los distingue. ¡Pero…!
NUEVA YORK. Según publica la prestigiosa Catholic Family & Human Rights Institut, una nueva investigación ratifica que el género se fundamenta en la biología del hombre y de la mujer, con lo cual queda respaldada la interpretación tradicional de género acordada por la comunidad internacional. (Por Lauren Funk Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano)
Los delegados de la ONU están recibiendo copias de esta investigación en un momento en el que se caldean debates sobre la «identidad de género»: esta semana, los estados miembros están involucrados en una polémica votación respecto de este asunto en la sesión del Consejo de Derechos Humanos, y se preparan para una batalla sobre la orientación sexual y la identidad de género durante la reunión de la Asamblea General el próximo otoño boreal.
«La psicopatología de la cirugía de reasignación de sexo», artículo evaluado por pares y redactado por Richard Fiztgibbons, Phillip Sutton y Dale O’Leary, cuestiona las implicancias médicas y éticas de la práctica de cirugías de cambio de sexo. Los autores abordan este asunto desde la perspectiva médico-biológica según la cual el género humano es una cuestión de composición genética, y explican que «la identidad sexual está escrita en cada célula del cuerpo y puede determinarse mediante exámenes de ADN. No puede ser modificada».
Los autores afirman que el sexo biológico no puede cambiarse y rechazan el concepto de «identidad de género» o la idea de que el género, como constructo social o percepción personal, sea distinto del sexo biológico de cada cual. Citando el trabajo del psicoanalista Charles Socarides, explican que «no hay evidencias de que la confusión de la identidad de género (identidad contraria a la estructura anatómica) sea congénita».
El artículo reconoce que existen anomalías genéticas que pueden provocar discordancias entre el sexo genético, la receptividad hormonal y los órganos sexuales. No obstante, quienes solicitan la cirugía de cambio de sexo son casi siempre hombres y mujeres genéticamente normales con órganos sexuales y reproductivos intactos y niveles hormonales adecuados para su sexo, según afirma el informe. En estos casos, sostienen los autores, «cuando un adulto que es normal tanto en su aspecto exterior como en sus funciones cree que hay algo feo o defectuoso en su apariencia que necesita ser modificado, es evidente que existe un problema psicológico de cierta importancia».
Los autores aseguran que los individuos que afirman que tienen una «identidad de género» contraria a su estructura anatómica y biológica no pueden resolver sus problemas mediante la cirugía de reasignación de sexo. Las personas que encuentran dificultades para identificarse con su sexo biológico frecuentemente padecen de problemas psicológicos más serios, entre ellos depresión, ansiedad severa, masoquismo, autodesprecio, narcisismo, y consecuencias de abusos sexuales en la infancia y de situaciones familiares conflictivas. Estos individuos experimentan dificultades sociales y sexuales como resultado de estos trastornos y experiencias negativas, y no porque hayan nacido en el «cuerpo equivocado», sostiene el informe. Al proponer una solución quirúrgica para trastornos psicológicos profundos, la cirugía de cambio de sexo es categóricamente inadecuada – y, por lo tanto, médica y éticamente cuestionable, de acuerdo con los autores – y aquellos individuos que se someten a esta práctica siguen teniendo «prácticamente los mismos problemas con las relaciones, el trabajo y las emociones que tenían antes» de ella.
El informe desacredita la «identidad de género» como un constructo social y respalda el consenso internacional de que el género se define «tradicionalmente» como «hombre y mujer» en el contexto de la sociedad.
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