Un vídeo del amor, de la convivencia, del complementarismo, de la sencillez de las cosas vividas. Un canto a la cotidicanidad necesaria como carril común de hacer las cosas bien. Una reverencia a la defectuosidad del ser humano que muestra de forma rotunda que el perfecionismo no es más que una manía puritana que nos aleja de lo que somos. Nos pongamos como nos pongamos: somos hombre y mujer, iguales pero diferentes. Deliciosamente complices en la vida.
Está con subtítulos en español, pero no pierde ni un ápice de sentido.