Una batalla cultural debe tener en cuenta el diálogo con la sociedad, no la confrontación sin racionalidad.
Con la ideología no es posible el encuentro, pero con las personas que la sufren o la siguen no solo es posible, sino necesario. Dialogar no es llegar a consensos, sino dar razón de las propias convicciones con fundamento y al mismo tiempo respeto hacia las otras personas. Si se tiene miedo a esto, es que, en realidad, no se tiene solidez en los criterios racionales. El cristianismo no puede recurrir solo a la teología (a la fe) para argumentar, sino que debe utilizar ambas herramientas -fe y razón- pues, como dijera san Juan Pablo II la fe y la razón son las dos alas con las que el espíritu humano remonta hacia Dios.
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Varon y mujer: la complementariedad. Nos resulta tan importante este ensayo que ya hablamos de él hace unas semanas.
El ser humano es un triple misterio: el misterio de la mujer, el misterio del varón y el misterio de la unidad de ambos en su diversidad. En este libro, el autor pretende volcar la experiencia y el pensamiento de algunos autores, que han tenido la audacia de intentar desvelar el misterio del hombre. La se lección y crítica de las fuentes es aporte del autor.